SanLucar, fundada en 1993 por Stephan Rötzer, es una multinacional con sede en Valencia (España) y más de 4.000 empleados en diez países de Europa, África, Asia y Latinoamérica. La filosofía que guía su actividad es ‘Sabor en armonía con las personas y la naturaleza’, toda una declaración de intenciones sobre su compromiso con la sostenibilidad y la sociedad.
La compañía se integró hace unos meses en el Consejo de Empresas del Máster en Responsabilidad y Sostenibilidad Corporativa de la UPV, aportando una amplia visión de la sostenibilidad y la seguridad alimentaria, dos de los grandes retos que afrontamos a nivel global.
Hablamos con Nancy Daiss, Corporate Responsibility Manager International de SanLucar. Con experiencia en la implementación de estrategias de RSE y normas internacionales en empresas de España, Ecuador, Sudáfrica y Túnez, recientemente Daiss ha asumido, también, la presidencia de Lapromotora, iniciativa centrada en la creación de empresas sociales vinculada a la Fundación Novaterra.
¿Qué ha llevado a SanLucar a sumarse al Consejo de Empresas del Máster en RSC de la UPV?
En SanLucar consideramos que el tema de la sostenibilidad debe trabajarse de manera conjunta entre el mundo empresarial y el académico. Y hacer partícipes a las futuras generaciones para impulsar el intercambio de ideas y su desarrollo profesional en esta disciplina. Para nosotros, sumarnos al Consejo supone una enorme oportunidad para la captación de talento. Y me refiero no solamente a futuros profesionales del área de sostenibilidad, sino, también, de otras áreas, como Compras, Packaging, Innovación o Producción, que requieren, igualmente, de expertos en la materia. Porque no olvidemos que la sostenibilidad es transversal a toda la organización, y debe ser considerada tanto en nuestras operaciones como en nuestra cadena de suministro.
¿Qué papel cree que juega o que debe jugar la universidad en la integración real de la sostenibilidad en las empresas en España?
Hay muchas cuestiones por abordar todavía, como, por ejemplo, cómo hacer rentable la sostenibilidad en la empresa. Existen pocas metodologías a este respecto. Y aquí es donde la universidad puede desempeñar un papel crucial para desarrollar, a través de la investigación técnicas que puedan ser aplicadas al ámbito empresarial.
El sector agroalimentario es uno de los pilares de la economía de la Comunitat Valenciana y SanLucar, una de sus principales empresas. Seguridad alimentaria y producción sostenible son, sin duda, dos de los grandes retos de presente y futuro. ¿En qué líneas se está trabajando como sector?
Me imagino que hablamos de soberanía alimentaria un concepto que hace referencia a la necesidad de toda nación de poder alimentarse; es decir, de disponer de los recursos necesarios para producir suficiente volumen y dar respuesta así a las necesidades en alimentación. Y esto pasa por asegurar una producción sostenible. Todo el sector está trabajando para reducir y minimizar el uso de recursos naturales, con el foco puesto en el consumo eficiente de agua. Asimismo, el control en el uso de pesticidas y fertilizantes es otra de las prioridades, para evitar su impacto negativo en los suelos y los acuíferos. Todo esto va acompañado de un fuerte proceso de digitalización del campo, orientado a la obtención de datos más precisos para una toma de decisiones basada en información a tiempo real. Además, el sector trabaja en su apuesta por la lucha contra el desperdicio alimentario. En materia de economía circular, hay grandes oportunidades para mejorar el aprovechamiento y reciclaje, tanto de residuos orgánicos como de materiales utilizados en el proceso productivo. Un ejemplo es el uso de las hojas de la piña o las hojas del plátano en el sector textil.
Desde la amplia perspectiva que da estar presente en países tan diversos, en España ¿estamos igual, mejor o peor? ¿Qué mercados considera que son referentes en estos ámbitos?
Desde la perspectiva de la producción, yo diría que existe tanta diversidad en materia de sostenibilidad como diversidad de culturas en los países. Así, por ejemplo, en Europa se registra un mayor nivel de comprensión del concepto de sostenibilidad que en otros países, como Ecuador. Sin embargo, a nivel internacional, todos los países son cada vez más conscientes de la importancia de avanzar en este enfoque y esto es gracias a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de Naciones Unidas. No obstante, a nivel de legislaciones, como, por ejempl, con la Ley Europea de Debida Diligencia, la brecha entre países es mayor. En nuestro caso, como empresa multinacional, no importa donde nos encontramos, todo nuestro desarrollo en materia de sostenibilidad lo llevamos a cada una de nuestras sedes en todo el mundo y, por extensión, a nuestros proveedores. Desde la perspectiva de los mercados, Alemania, Países Bajos y Reino Unido se sitúan a la cabeza en materia de sostenibilidad, marcando el rumbo a seguir.
En el caso concreto de SanLucar, ¿cuáles son los grandes retos y desafíos/oportunidades que afronta o en los que está trabajando la organización en materia de gestión y desarrollo sostenible?
Como empresa internacional y marca pionera dentro del sector de fruta y verdura, por nuestra alta diversificación de productos -SanLucar cuenta con la más amplia gama del mercado-, el gran reto es cumplir con la debida diligencia en toda la cadena de valor. Pero este desafío es, también, una oportunidad para nosotros; asumir nuestro papel en la construcción de una economía y una sociedad sostenible. Seremos más eficientes en cada eslabón de la cadena agroalimentaria (desde la selección de variedades, su cultivo, hasta su envasado y la distribución del producto en el punto de venta), aportamos más transparencia a los clientes y consumidores que, por ende, se convierte en un mayor valor añadido a nuestros productos y a nuestra marca premium.
Uno de los focos de trabajo de SanLucar es la sostenibilidad en envases y logística, con medidas y proyectos pioneros. ¿Nos puedes explicar alguno de ellos? ¿Estos proyectos de innovación se gestionan internamente o se desarrollan en colaboración con terceros?
Nuestra firma cuenta con un equipo de profesionales en innovación de envases, con el foco puesto en la sostenibilidad. Nuestra ambición para los próximos cinco años es seguir eliminando el plástico, siempre que sea posible, utilizar materiales fácilmente reciclables a la hora de desarrollar nuestros envases, así como papel de origen sostenible. Las frutas y verduras son productos delicados. Los envases sirven para protegerlos, de modo que contribuyen a reducir el desperdicio alimentario.
¿Cómo se ha trabajado esta transición de la sostenibilidad desde el punto de vista organizativo y de integración en la cultura corporativa de la empresa?
Todas las organizaciones estamos en pleno proceso. La sostenibilidad está evolucionando a un ritmo tan rápido que ninguna empresa puede hoy en día afirmar que ya ha superado esta fase de transición, y no creo que lo hagamos en los próximos 15-20 años. Para poder avanzar en la senda de la sostenibilidad, hemos analizado nuestra estructura interna y sinergias entre departamentos; hemos encontrado sinergias en varios focos de la estrategia de sostenibilidad. Esto nos ha llevado a reestructurar los equipos, lo que nos ayudará a conseguir una implementación transversal en la compañía. Además, para implicar a la dirección, se ha creado un comité de ESG que tomará decisiones y fijará la hoja de ruta en los próximos años. Actualmente, estamos, además, trabajando en diferentes políticas, en la doble materialidad y poniendo en marcha un monitoreo de proveedores según los criterios ESG.
La compañía lleva a cabo diferentes acciones de responsabilidad social con organizaciones del tercer sector cada año. ¿A qué tipo de proyectos se da apoyo y cómo se seleccionan?
Dentro de nuestro programa de responsabilidad corporativa DREAMS, impulsamos proyectos que beneficien tanto a las comunidades locales próximas a nuestras sedes en todo el mundo, como a nuestros empleados. En la actualidad, nuestras iniciativas ponen el foco en la educación (ODS4), así como en la inserción laboral de jóvenes profesionales (ODS 9), apoyándonos en el tercer sector: fundaciones, universidades, instituciones educativas. Con todas ellas colaboramos en distintos proyectos. Por ejemplo, en Túnez estamos trabajando con la fundación Swiss Contact y la AVFA (Agence de la Vulgarisation et de la Formation agrícola) para impulsar la formación de jóvenes en el sector agrícola y hacer que nuestra industria resulte atractiva a las nuevas generaciones. En Ecuador, llevamos junto a una escuela local clases de apoyo escolar para niños de entre 8 y 14 años. Y lo mismo en España, de la mano de la Fundación Iniciativa Social. Además, aquí, en Valencia, gestionamos, en colaboración con la Fundación Coordinadora Solidaria del Puerto de Valencia, dos cocinas solidarias: El Puchero y El Puchero Portuario, en los barrios de Orriols y El Marítimo, respectivamente. En Sudáfrica, los hijos de nuestros empleados tienen a su disposición guardería gratuita y servicio de cuidado a los niños tras el horario escolar. Asimismo, en Costa Rica estamos apoyando una escuela rural con la donación de material escolar y la futura construcción de una nueva aula.
En un sector básico como el de la producción de alimentos, ¿qué papel tienen las Administraciones Públicas en la evolución hacia modelos más sostenibles?
Hablar de modelos más sostenibles en agricultura es hablar de nuevas tecnologías a las que no siempre tienen acceso los pequeños productores que conforman el sector agroalimentario. En este sentido, impulsar subvenciones que favorezcan tanto el acceso a estos nuevos medios como a la formación para su manejo sería muy conveniente.
¿Hay una alineación entre consumidores/clientes y empresas? ¿Cómo está evolucionando la demanda real de productos más sostenibles?
El consumidor está cada vez más concienciado, sabe dónde encontrar la información y desea conocer al detalle de dónde viene los productos y cómo se producen. Pero, en mi opinión, la demanda real no está evolucionando a la misma velocidad que el nuevo marco legal en sostenibilidad. Por supuesto, habrá un momento de ajuste y, además, llegará un momento donde ya no nos referiremos a productos sostenibles, sino que todos los productos sí o sí deberán serlo.
Mirando a futuro, ¿qué tendencias crees que van a marcar la evolución de la sostenibilidad en las empresas de alimentación, a corto, medio y largo plazo?
A corto y medio plazo, las organizaciones debemos desarrollar una estrategia para integrar la sostenibilidad y el nuevo marco legal en todas nuestras operaciones. A medio y largo plazo, con la estrategia ya definida, será el momento de implementar los planes de acción a seguir y ser capaces de medir los resultados a través de los KPI’s. Las tendencias pasan por la producción sostenible, la biodiversidad, la conservación de recursos naturales así como la reducción de la huella de carbono; algo crucial para una actividad como la nuestra cuyo principal partner es la naturaleza.
En nuestras entrevistas, estamos haciendo una pregunta común a todo. Se trata de completar la siguiente frase: «Sin sostenibilidad, no hay…».
Sin sostenibilidad, no hay negocio ni rentabilidad para las empresas, las empresas deben sí o sí repensar sus modelos de negocio e incluir en sus estrategias y operaciones la sostenibilidad.