“Las empresas tienen que liderar la sostenibilidad, teniendo en cuenta las expectativas de sus grupos de interés. Esto es algo que siempre hemos tenido muy claro en AERTE”, asegura José María Toro, presidente de AERTE, entidad que ha entrado a formar parte del Consejo de Empresas del Máster de Formación Permanente en Responsabilidad y Sostenibilidad Corporativa de la Universitat Politècnica de València (UPV).
En un momento crucial para el sector, que se encuentra negociando con la Administración el nuevo decreto de atención a la dependencia, nos habla de la importancia de llegar a un consenso para generar un nuevo modelo viable que permita atender a más personas, pero hacerlo con calidad.
José María, ¿qué es AERTE?
AERTE es la asociación empresarial de Atención a la Dependencia más importante de la Comunidad Valenciana y un referente en este ámbito. Somos una asociación peculiar porque no contamos solo con empresas, sino que también tenemos otras entidades como asociaciones, ONG o cooperativas.
También me gusta destacar que no representamos solo a las perronas mayores, sino que trabajamos con otros colectivos personas con problemas de salud mental, personas con diversidad funcional, mujeres víctimas de violencia de género… y también nuestra actividad va más allá de las residencias porque también nos ocupamos, por ejemplo, de centros de día, viviendas tuteladas, servicios de promoción de la autonomía…
Ofrecemos una gran pluralidad de servicios porque con los años hemos ido creciendo.
¿Cuáles son esos servicios que ofrecéis a vuestros asociados?
Ofrecemos muchos servicios como la negociación con los convenios colectivos del sector, aportamos la visión que tienen las empresas en cuestiones como normativa, somos interlocutores con la Administración…
Los servicios como patronal van más allá de defender los intereses del sector, sino aportar qué visión tienen las empresas sobre cómo debe ser el sector porque si el sector funciona bien, las personas estarán bien atendidas y las empresas también estarán bien.
Por eso, nuestro primer objetivo es atender y apoyar a las personas y con la satisfacción de ese interés acabamos cumpliendo con el resto de expectativas que tiene el conjunto de los grupos de interés a los que debemos dar una respuesta: ciudadanos, accionistas, trabajadores, proveedores, Administración…
La dependencia es un tema muy a tener en cuenta en esta sociedad en la que estamos alargando la esperanza de vida, pero ello supone que también cada vez habrá más personas con dependencia. Ahora estamos ante un cambio de normativa. ¿Cuál es el reto que tenemos por delante?
Desde el sector, lo que defendemos es que haya el recurso que necesite la persona en cada momento, que ese recurso sea de calidad y que la persona sea capaz de asumir el coste con sus propios recursos o con la ayuda que pueda recibir. Si falla uno de estos tres ejes, el sistema está fallando.
Desde AERTE planteamos que el modelo actual tiene que cambiar porque las normativas que regulan nuestros centros tienen un mínimo de 15 años y están obsoletas. Hay que abordar las necesidades de las personas en la actualidad para dar una respuesta adecuada. Así que estamos de acuerdo en que necesitamos una nueva normativa, pero tiene que ser viable. Si se incorporan como requisito, por ejemplo, el aumento de personal en los centros, hay que hacer un estudio para ver cuánto personal hace falta y con este dato, tendremos que ver qué capacidad económica podemos soportar para incrementar ese personal.
En el nuevo modelo, no se ha hecho ni lo primero ni lo segundo. Además, la memoria económica que acompaña al decreto tiene muchas desviaciones que no están corregidas y podemos acabar poniendo en marcha un sistema que sea inviable para las personas.
Desde la Administración os están escuchando, pero luego proponen soluciones que nos son reales ni viables. ¿Qué está fallando?
Una cosa es el diálogo y otra el consenso. El diálogo es escucharse para poder llegar a un acuerdo con todos los agentes implicados. También a veces tengo la sensación de que la Administración aplica el refrán de que “lo mejor es enemigo de lo bueno”. A veces, pretendemos llegar a tal punto de perfección alejado de la realidad que tenemos en el día a día, que diseñamos soluciones que no van a tener la eficacia que pretende la Administración.
No dudo de que la Administración quiere mejorar el sistema, pero a veces, las decisiones tomadas, a medio y largo plazo van en contra de lo deseado. Y otra cosa que ocurre es que se legisla desde el desconocimiento, sin un buen diagnóstico, y desde la desconfianza.
Una entidad como AERTE que ha aportado desde el principio por la transparencia, somos el grupo número 1 en el registro de grupos de interés de la Generalitat, con una vocación de dar ejemplo, que vamos a las reuniones con una visión amplia para que todos ganemos, que hemos hecho propuestas muy rigurosas, nos deberíamos haber ganado la confianza de la Administración.
Si se legisla desde el desconocimiento y la desconfianza, es difícil acertar.
Entonces, tenemos un gran reto por delante.
Sí, lo tenemos. Porque también hay que intentar modificar algunas cuestiones puntuales del decreto porque se va a generar mucha frustración. Si las personas no pueden pagar los centros de día, puede pasar que acabemos trabajando solo para las personas que tienen recursos, lo que sería un gran atraso, o los centros de día cerrarán porque no habrá suficientes personas que los puedan pagar.
Una cosa muy importante que ha hecho este gobierno es que ha conseguido poner los suficientes recursos económicos en el sector para que cuando una persona venga, le preguntemos qué le pasa y qué necesita y no, cuánto dinero tiene. Sin embargo, en el nuevo modelo que se quiere aprobar, llegará un momento en que tendremos que volver a pregunta cuánto dinero tiene. Esto sería un fracaso del sistema porque intentando mejorarlo, nos dejaremos fuera a mucha gente.
AERTE ha entrado a formar parte del Consejo de Empresas del Máster RSC UPV. ¿Cuál es vuestra aportación en materia de RSC?
Las asociaciones empresariales son un elemento muy importante en la sensibilización sobre responsabilidad corporativa porque tenemos contacto con muchas empresas que nos escuchan. Además, creo que el sector empresarial debe recuperar el liderazgo. En cuestiones de sostenibilidad y RSC ha habido un tiempo en el que las empresas no asumieron ese liderazgo, lo hicieron las ONG, los sindicatos, la Administración las que cogieron la bandera de la RSC. Eso no es correcto.
Las empresas tienen que liderar la sostenibilidad, teniendo en cuenta las expectativas de sus grupos de interés. Esto es algo que siempre hemos tenido muy claro en AERTE. Es muy importante la atención que damos a nuestros asociados, pero es también muy importante la atención que damos a las familias, somos proveedores de la Administración, tenemos un gran impacto en el entorno en el que nos movemos, y debemos gestionarlo.
Porque la legitimidad de nuestra labor nos la tenemos que ganar demostrando que somos útiles. Si la sociedad ve que nuestro trabajo es útil y le aporta bienestar, nos legitimará en nuestra acción. La gestión de la RSC es muy importante para fomentar y afianzar nuestra legitimidad para operar en la sociedad.
¿Cómo gestionáis la RSC desde AERTE?
En nuestros propios estatutos recogemos el fomento de la responsabilidad social como un fin estatutario para generar un impacto positivo en nuestro entorno. Y en 2017 aprobamos por unanimidad una política de gestión ética y responsabilidad social que defiende que lo primero es atender a las personas y la colaboración público – privada.
Y también impulsamos la difusión sobre RSC con una jornada anual que llevamos organizando ya seis años sobre responsabilidad social en el entorno de los servicios sociales, con una media de público asistente de unas 150 personas.
¿Cuál es el objetivo de la entrada de AERTE en el Consejo de Empresas del Máster?
AERTE ha colaborado con el Máster RSC UPV desde sus inicios porque queremos aportar nuestra experiencia en RSC y nos parece fundamental la formación y la profesionalización en este ámbito.
Además, en nuestro sector puede trabajar cualquier tipo de entidad, con o sin ánimo de lucro, grande o pequeña, de varias áreas, pero tiene que trabajar por el bien de las personas que atendemos, por eso, vincular la necesidad de que las empresas trabajen con conciencia social es muy importante en nuestro sector y es lo mejor para la sociedad.
¿Puede ser la dependencia un foco para las empresas que quieran llevar a cabo la acción social de su RSC?
Nuestro sector es un poco especial en esto porque algunas empresas que se dedican a otras cosas, cuando quieren hacer acción social en el marco de su RSC, acuden a las ONG de nuestro sector. Pero nuestro propósito es atender a estas personas, con lo que la acción social está ya integrada de manera intrínseca en nuestro propósito, que es mejorar la vida de las personas.
Puede haber propósitos tan buenos como el nuestro, pero no encuentro ninguno mejor que el de ayudar a las personas para que vivan con dignidad día a día.
Jose María, ¿cuál sería para ti un sueño para 2023?
Que seamos capaces de hacer un modelo consensuado y dotado de los recursos suficientes para poder cubrirlo. Esto significaría que hemos mejorado el sistema y hemos atendido a más personas de una manera viable económicamente.