DIRSE, Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad (ASG), celebra en 2023 su décimo aniversario con más de 700 socios individuales y 70 corporativos. La organización mantiene una trayectoria de crecimiento continuada, en participación y en proyectos, en un entorno complejo para las organizaciones en el que es clave la evolución del rol del profesional de sostenibilidad (o ‘dirse’). La inestabilidad geo-política mundial, la pérdida de competitividad de las empresas europeas frente a las de otras regiones, los ambiciosos objetivos marcados por las agendas globales de sostenibilidad y la avalancha normativa en Europa (con más de 500 iniciativas legislativas en materias vinculadas a la sostenibilidad desde 2020) definen un contexto con grandes retos, pero, también, grandes oportunidades para nuestras organizaciones.
De todo ello, hablamos con Susana Posada, vicepresidenta de DIRSE. Posada es directora de Sostenibilidad y Comunicación Interna en Vithas desde 2021. Con anterioridad, desempeñó diferentes cargos de responsabilidad, vinculados a la comunicación y la sostenibilidad en empresas como Leroy Merlin y L’Oreal.
En 2018, DIRSE abrió Delegación en la Comunitat Valenciana, coordinada por Pilar Blaya, directora de RSC y Capital Humano de la Fundación Valenciaport. La asociación supera ya la treintena de profesionales asociados en la región. ¿Cuál es el balance de estos cinco años en la Comunitat?
DIRSE está focalizada en dar la visibilidad a la sostenibilidad en todos los territorios donde estamos presentes y la Comunitat Valenciana tiene un peso cada vez más relevante. Es muy importante contar con espacios para el encuentro, debate, networking y colaboración en torno a la sostenibilidad, como los que promueven DIRSE o el Máster en Responsabilidad y Sostenibilidad Corporativa de la UPV. Para DIRSE es fundamental participar en este tipo de iniciativas y dar visibilidad a los profesionales y empresas de la Comunitat Valenciana y a todo lo que se está haciendo en esta materia en el territorio.
DIRSE celebra su décimo aniversario con constantes crecimientos en personas asociadas y en actividad. En este periodo, ¿cuál ha sido la evolución del papel del dirse? ¿Se está avanzando en el objetivo de profesionalizar esta responsabilidad dentro de las empresas?
Este año cumplimos 10 años y la evolución ha sido muy positiva, tanto en cuanto al crecimiento de la asociación como en la profesionalización de la sostenibilidad. Aún queda mucho camino por recorrer, pero ya se ve como una función estratégica dentro de la organización. En DIRSE, tenemos como objetivo dar visibilidad a esta función como agente totalmente alineado con el negocio, con un papel de facilitador, fundamental en el cambio cultural que una empresa debe abordar al integrar la sostenibilidad, que implica una evolución en los valores, la ética y la cultura. Nos estamos adaptando constantemente al contexto y, por eso, hemos cambiado, también, el nombre de la asociación, con un enfoque más amplio e integrador. Antes se asociaba más la sostenibilidad con la parte medioambiental y la RSC con la parte social.
«Las y los nuevos profesionales quieren trabajar en entornos donde no solo se persigue un objetivo y una rentabilidad económica, sino que tienen en cuenta cómo se desarrolla esa actividad«
Ahora mismo, de lo que se habla es de sostenibilidad y de los aspectos ESG o ASG (ambientales, sociales y de gobernanza). Y las y los profesionales estamos en constante actualización. Entre otros puntos, el tsunami regulatorio del que tanto hablamos supone que, más allá de tener ciertas habilidades, de tener una visión estratégica y la empatía necesaria para trabajar de forma transversal con otras áreas, debemos estar en permanente formación y aprendizaje. Para facilitarlo, estamos trabajando en herramientas o toolkits que facilitan la adaptación e integración del nuevo contexto en las compañías.
En este contexto de formación y actualización constante, ¿cuál debe de ser el papel del sistema académico y la universidad?
Iniciativas como el Máster en RSC de la UPV son muy necesarias. Es clave estar en permanente contacto con los futuros profesionales y líderes de la sostenibilidad. Primero, para dar a conocer este rol profesional y trasladar la importancia de la sostenibilidad dentro de una compañía. Segundo, para contar con las competencias, habilidades y herramientas para integrarla en la cadena de valor de la organización; es una palanca de competitividad e innovación. Tercero, para acercar los dos mundos: el ámbito académico y el empresarial. Existe una necesidad de conocer ambas realidades y conseguir una unión, colaboración; que los estudiantes y futuros profesionales tengan una idea de la realidad de las compañías y que las y los profesionales que estamos ya en el mundo laboral podamos compartir las necesidades y expectativas.
En relación a esta radiografía, el último estudio de DIRSE y EY, ‘Barómetro sobre materialidad: Evolución de las prioridades de la función de sostenibilidad (ASG) ante la situación socioeconómica global’, refleja algunos cambios en la realidad y objetivos vinculados a la sostenibilidad en la empresa española. ¿Cuáles son las principales conclusiones?
La primera, sería que se ve una clara evolución de ciertos temas durante la pandemia y en la post-pandemia. Temas como la salud y seguridad de los empleados han ganado relevancia y, en las últimas ediciones del barómetro, están en el ‘top 7’ de los temas prioritarios, tanto a presente como a futuro. Se ha evidenciado la importancia de que la salud de la plantilla sea buena y que es un factor clave para el desarrollo de la actividad económica. Hay otros temas que perdieron peso durante la pandemia y que han vuelto al ‘top 7’, del que llegaron a desaparecer, como el medio ambiente, pero no con la misma fuerza de antes. A futuro, sí se ve otra vez como prioritario; recupera relevancia. Dentro de medio ambiente, hay muchos temas, desde todo lo que tiene que ver con la gestión de la eficiencia energética (prioritaria, dado el contexto europeo, por el impacto de la guerra en Ucrania) a otros que aún no están tan consolidados en la empresa, como la economía circular. Se habla mucho de ella, pero aún no está realmente integrada en nuestro entorno. Sin duda, uno de los items en el desarrollo del medio ambiente a futuro es la economía circular.
Otra clave es que, en la evolución de los barómetros, vemos cómo se van equilibrando los criterios ASG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Antes de la pandemia, era predominante la parte medioambiental, a lo largo de los tres últimos años, se van equilibrando los tres aspectos. Es una buena noticia. Temas como salud, transparencia fiscal, buenas prácticas, políticas anticorrupción, ética empresarial,… van cobrando más relevancia y se consolidan como fundamentales. Esta evolución demuestra una mayor madurez de la sostenibilidad en nuestro contexto y una mayor integración en las organizaciones.
Uno de los grandes retos, que ya mencionábamos antes, es la gran cantidad de nuevas normas, tanto a nivel de agendas globales, como en la legislación europea y nacional. Ante este ‘tsunami regulatorio’, ¿en qué líneas está trabajando DIRSE para apoyar a sus socios? ¿Existe alguna iniciativa específica orientada a pymes y micropymes?
En este ámbito, destacaría los toolkit, herramientas de trabajo que sirven de apoyo a las personas profesionales de la sostenibilidad a la hora de entender e integrar la nueva normativa. Ya se han publicado varios toolkit (centrados en aspectos como la gestión sostenible de la cadena de suministro; la gestión del reconocimiento ASG a través de monitores de todo el mundo, la descarbonización,…) e iremos presentando más en los próximos meses. Cada uno, se prepara junto a partners expertos en el área. Se definen pautas para la integración real y progresiva en cada compañía. Uno de los puntos más importantes, es que se ajustan a todos los perfiles de compañía. Y siempre con un enfoque muy didáctico y pedagógico: se pretende trasladar, de forma sencilla y muy pragmática, qué tiene que hacer.
Además, desarrollamos, de forma constante, iniciativas y programas de formación, como los programas ‘Mentor Dirse’ y ‘Líder Dirse’, en permanente actualización. También estamos elaborando distintos posicionamientos sobre algunos de los temas más relevantes. Por ejemplo, a principios de 2023, publicamos un documento de posicionamiento ante los estándares europeos de información de sostenibilidad del EFRAG (European Financial Reporting Advisory Group), tras las aportaciones de diferentes socios de DIRSE. Seguiremos, también, ampliando esta línea.
Nos encontramos frecuentemente con retrasos en la trasposición de esa normativa europea a la legislación nacional. De hecho, en muchos casos las empresas van por delante de la normativa española en cumplimiento de estas nuevas pautas y obligaciones globales. Desde vuestra amplia perspectiva, ¿cuál es la nivel de las empresas españolas en materia de integración de la sostenibilidad respecto a las de otros países de nuestro entorno?
Los últimos estudios demuestran que estamos en la media europea. Por lo tanto, si somos totalmente objetivos, podemos decir que España está totalmente alineada con otros países. El reto es que somos un país donde la pyme tiene muchísimo peso, concentrando el 98-99% del tejido empresarial, y hay que trabajar para facilitarle esta integración. Si para empresas grandes y medianas puede suponer, en muchos casos, un proceso complejo y que requiere de recursos, de cara a las pymes es importante que exista flexibilidad y darles el apoyo necesario para que, en función de sus peculiaridades y su sector, pueden seguir este camino.
La Comunitat Valenciana ha sido pionera en normativa en materia de sostenibilidad, con la Ley 18/2018 de la Generalitat para el Fomento de la Responsabilidad Social, los diferentes decretos que la desarrollan (entre ellos el que crea la figura de entidades socialmente responsables y el de territorios sostenibles). ¿Cómo se valoran desde DIRSE estas iniciativas?
Todas las acciones cuyo objetivo sea impulsar la sostenibilidad y trasladar sus beneficios son bienvenidas y las apoyamos. Es muy importante que se vayan impulsando. Hay que desarrollar iniciativas que incentiven que las compañías den visibilidad a lo que ya están haciendo, que lo cuenten y lo compartan, porque eso anima a otras organizaciones que no están en el mismo punto a hacerlo. También aquellas que favorecen que la ciudadanía conozca el papel de las empresas y asumir su rol y capacidad en la toma de decisiones. Que sepan cómo contribuyen las compañías en estos ámbitos y cómo impactan en su entorno al desarrollar su negocio.
A este respecto, se ha aprobado recientemente una directiva orientada a combatir el greenwashing. Todas las empresas están explotando la ‘sostenibilidad’ en su comunicación y marketing. Además de las medidas que se apliquen a las compañías que lo hagan de manera incorrecta, ¿cómo puede el consumidor distinguir realmente lo que es sostenible de lo que no?
La normativa de greenwashing es muy oportuna. Estamos en una situación muy propicia para el buen desarrollo de la sostenibilidad, pero debemos ser prudentes para que no se malinterprete y que se consolide. Que todos seamos conscientes de qué es la sostenibilidad y de lo que puede aportar a las compañías y a la sociedad.
«Desde la pandemia, vemos un creciente equilibrio en la relevancia que dan las empresas a los diferentes criterios ESG o ASG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Esta evolución demuestra una mayor madurez de la sostenibilidad en nuestro contexto y una mayor integración en las organizaciones»
Respecto a la sociedad civil, hay una saturación de información. Es difícil muchas veces saber si lo que se cuenta es o no veraz. Todos tenemos que hacer un ejercicio de transparencia y de formación, no solo en el ámbito académico, sino desde etapas escolares iniciales. Ya se está integrando. Que desde pequeños, los niños y niñas conozcan lo que es el medio ambiente, el impacto social, la ética… Confío en que las generaciones venideras lo asuman de otra manera.
Las empresas, tienen que trabajar en información y concienciación. Se mezclan distintos factores. Por un lado, la dificultad de las compañías de trasladar su compromiso sostenible. No es tan fácil comunicarlo y comunicarlo de una forma sencilla y que sea comprensible para todos los públicos. Por otra parte, la nueva directiva sobre reporting va a ayudar a saber exactamente el desempeño en sostenibilidad de las compañías. Hay unos nuevos estándares que lo que buscan es la transparencia, la comparabilidad de los datos y el reporting homogéneo.
De nuevo, volvemos a hablar de normativas. ¿Crees que este momento de auge en el desarrollo de la sostenibilidad en la empresa es fruto de esas obligaciones impuestas y la presión de algunos grupos de interés (clientes, proveedores,…) o de una concienciación real?
Ambas cosas. Estamos hoy en un ámbito universitario y es evidente que las y los nuevos profesionales quieren trabajar en entornos donde no solo se persigue un objetivo y una rentabilidad económica, sino que tienen en cuenta cómo se desarrolla esa actividad. Un entorno profesional basado en una cultura responsable, con unos valores, con un propósito, tiene muchos más beneficios, más allá de los tangibles. Por ejemplo, la capacidad de identificación y fidelización de talento, la prevención de riesgos, la mejora de la reputación de la compañía,… Lo ideal es que no hagan la evolución solo por normativa, sino que tengan integrado en su propósito esta convicción de que la organización existe para algo más.
¿Qué papel juega la cooperación público-privada en esta evolución hacia modelos económicos y sociales más sostenibles y responsables?
El papel de la empresa es determinante para poder afrontar todos los retos sociales y medioambientales que afrontamos como sociedad. Solamente a través de las alianzas y la acción conjunta se podrá conseguir esa transformación sostenible tan necesaria para poder crear una sociedad más justa e inclusiva. El punto de inflexión fue la pandemia. Se vio que, a través de la acción conjunta público-privada y con la sociedad civil se pudo dar respuesta a una situación tan difícil. Y eso, afortunadamente, es algo que ha permanecido.
La sostenibilidad se basa en el diálogo con los grupos de interés. Tenemos que dialogar tanto con lo público como con el ámbito académico y empresarial: buscar objetivos comunes y, a través del desarrollo de distintas iniciativas, darles respuesta. Estamos en un país que pertenece a la Unión Europea, que quiere ser el continente más sostenible. El objetivo a 2050 es ser un territorio neutro en emisiones y eso implica inversiones y cooperación público-privada, sí o sí. Las opiniones mayoritarias estamos alineadas y perseguimos lo mismo.
Las iniciativas y eventos de DIRSE, ¿son exclusivos para socios o están abiertos a otras compañías? ¿Cómo se articula la ayuda a las pymes desde la asociación?
La mayor parte de los contenidos son accesibles a través de nuestra web y están abiertos para todo aquel que los quiera descargar o consultar. Hay pocos restringidos. Queremos que DIRSE sea un lugar para compartir buenas prácticas, estar actualizados,… que sea útil. En este sentido, hay una parte de networking que es fundamental, porque de ahí pueden surgir colaboraciones. Identificar buenas prácticas, conocerse, charlar, ver qué hacen las otras empresas, compartir… La base de nuestro trabajo es el diálogo con los grupos de interés y también entre nosotros. Nos retroalimentamos y aprendemos unos de otros. Si podemos hacer algo que favorezca al entorno, estamos más satisfechos.